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Los guardianes de la playa

Había una vez una playa maravillosa. Su arena era suave y blanca. El mar que la bañaba tenía el agua más bonita que jamás se hubiera visto. Incluso el Sol, que puede ver todas las playas del mundo, pensaba que era la más maravillosa de todas.

A la gente también le gustaba mucho esta playa, y siempre estaba llena. A todas horas, las personas se congregaban allí, incluso de noche. Cada vez tenía más y más gente.

Poco a poco, la gente fue siendo descuidada, y la playa empezó a ensuciarse. Y el agua empezó a llenarse también de porquería. Y cuando la arena y el agua estuvieron sucísimas y el Sol, al ver la playa tan fea, dejó de ir tanto por allí y la gente hizo lo mismo, dejando la playa abandonada a su suerte.

Un día aparecieron por la playa Los Trotaplayas, un grupo de jóvenes que se dedicaban a explorar las costas. Su misión era hacer fotos para mostrar en internet las mejores playas del mundo. Cuando se encontraron aquel basurero en la que se suponía que era una maravillosa, se asustaron mucho.

- Será mejor que nos marchemos -dijo uno de los muchachos-. Desde luego que esta no es una de las mejores playas del mundo.
- Hemos recorrido cientos de kilómetros para llegar hasta aquí -dijo otro-. No podemos ignorar esto y marcharnos sin más.
- Entonces, ¿Qué propones? -preguntaron todos a la vez.
- Limpiemos playa y ocupémonos de que esto no vuelva a pasar, ni aquí ni en ninguna otra playa.
- ¡¡De acuerdo!! -gritaron todos a la vez-

Con mucho esfuerzo y dedicación los Trotaplayas se ocuparon de limpiarlo todo. El Sol, que los veía trabajar duramente, les ayudaba esforzándose por alumbrarles durante más tiempo y dándoles el calor justo que necesitaban.

El mar, al ver el esfuerzo de los chicos, les ayudó empujando toda la suciedad hacia la orilla para que les fuera más fácil recogerla.

Cuando por fin acabaron, la playa estaba como en sus mejores tiempos. La arena volvía a ser blanca y suave y el agua limpia y cristalina. Y la gente empezó a ir de nuevo.

Desde entonces la playa no ha vuelto a estar sucia. De eso se encargan los Trotaplayas que, desde entonces, se llaman los Guardianes de las playas, y se dedican a enseñar a la gente a cuidar de ellas.

Cuentan que mucha gente se ha convertido en Guardianes de la playa, desde entonces, y que se han convertido en una gran familia de la que han surgido también los Vigilaríos y los Vigilabosques. Nadie sabe quiénes son pero gracias a ellos vivimos en un lugar mejor.

Autora: Eva María Rodríguez

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