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EDUCAR      EN     TIEMPOS      REVUELTOS

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Así titulaba la prensa, una de las entrevistas que me hacía a raíz de la nominación reciente en los premios Educa-Abanca al mejor docente de España. Una de tantas que me hacían en estos últimos tres meses, que es lo que ha durado la experiencia agridulce (más dulce que agria) de un reconocimiento educativo que no sé hasta que punto es positivo o no. Al igual que en otros deportes, los reconocimientos individuales son una gratificación personal, pero que no va más allá que de un chute de motivación, sabiendo que lo que uno hace en sus clases no debe ser tan malo. Educar en tiempos revueltos parafrasea la famosa novela de Amar en tiempos revueltos, y hace referencia a la decadencia que sufre la educación en los tiempos que nos ha tocado vivir. La figura del docente infravalorada, el sistema criticado y sin rumbo fijo, utilizado como elemento principal en los programas electorales del partido de turno, según sus propios intereses y mirando poco por el alumnado y ya ni te digo por el profesorado. Todo burocratizado. Centros educativos convertidos en empresas que lo que cuenta, por encima de todo, es cumplir con requisitos y más requisitos plasmados en documentos, no vaya ser que venga alguien y nos quite el sello de calidad que tanto nos costó pagar. 

 

Cumplimentamos (cumplimos y mentimos) papeles y más papeles, pero seguimos sin ponernos de acuerdo. Seguimos quebrándonos por como plasmar tal o cual rúbrica, por si la evaluación la hacemos por contenidos o por estándares, o por si los contenidos los impartimos a través de udis o de proyectos. Y mientras tanto, nuestros alumnos siguen creciendo y convirtiéndose en ciudadanos monopolizados por la televisión y las maquinitas, sin ideas claras y si competencias. Si seguimos dándole importancia al cumplimiento de las programaciones por encima de la educación del propio ser, llegará el día en el que la sociedad, como se conoce hasta ahora no existirá. Mientras tanto, yo intentaré seguir educando en tiempos revueltos, esperando con ilusión que poco a poco, entre todos, pongamos un poco de cordura y pensemos en plural, dejando el egoismo y el individualismo a un lado. JUNTOS SUMAMOS.

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